miércoles, 30 de marzo de 2011

CAMINO DE RETORNO

Hola amigos, atendiendo a la demanda de los amigos que siguen este blog, voy a compartir con vosotros alguna de esas reflexiones mías que de vez en vez surgen. Y es que aunque estoy seguro de que os gustaría que escribiera más sobre técnicas, teneis que entender que transmitir conocimientos tecnicos a través de un texto escrito es muy muy dificil. Es por eso que el blog está más dedicado a compartir (compartir, qué palabra más hermosa) con vosotros artículos de reflexión sobre las artes marciales.


Algo que me está preocupando últimamente es la retaíla de fenómenos catastróficos que viene sufriendo nuestra querida Madre en los últimos años: Terremotos, huracanes, tsunamis, etc. Son demasiados y son muy tremendos. ¿Qué está pasando?


A pesar de lo que quera decir la ciencia ortodoxa, cartesiana, Newtoniana, en verdad os digo que todo está conectado. TODOS SOMOS UNO. Los contínuos desmanes que están haciendo los humanos sobre nuestra Madre está llegando a cotas límite. Y como aqui somos "algo" amigos de los chinos, ahí va un ejmeplo: la presa de las tres gargantas, que pretendía y consiguió desviar, nada menos que el cauce del rio Yang Tse, produjo según estudios geológicos, una desviación del eje terrestre, con las consecuencias derivadas de tal hecho y que ahora podemos apreciar. Claro que en un país donde lo único que importa es el crecimiento económico, a costa de lo que sea, literalmente. Los recursos naturales no son más que fuentes de materias primas dispuestas ahí para que sean explotadas, sin importar, las consecuencias sobre los ecosistemas, personas, cultras, etc. En fin, es la eterna historia del "sistema".


¿Se está revelando nuestra Madre? Al final se va a hartar y nos va a tirar de casa. El caso es que existe una conexión no visible entre cualquier madre con su hijo, así también existe esa conexión entre nosotros los humanos y nuestra Madre.


Los políticos se reúnen, debaten, argumentan, plantean, hacen y deshacen. Todo en favor del bien de la humanidad (O así quieren venderlo al gran público). Sin embargo, cualquier reforma, sea del tipo que sea, no podrá prosperar ni tener un fin bueno, a no ser que esa reforma se produzca dentre del alma de cada individuo de este planeta. Los conflictos entre los pueblos, entres los individuos, entre el hombre y la naturaleza, no es sino el reflejo de una falta de armonía interior.


Ahora bién ¿Cómo hallar esa armonía, por muchos anhelada y por pocos realizada? En primer lugar debes ser consciente de tu propia dualidad (yin- yang). Dentro de cada uno de nosotros/as, existen dos aspectos contrarios, pero a la vez complementarios. Y casi siempre esos dos polos se hallan en plena batalla, la una contra la otra. La medicina alopática usa este principio. por ejemplo, frente al cancer se utilizan métodos para destruir, quemando, cortando y envenenando, que es en resumen el tratamietno que ofrece la medicina alopática frente a esta grave enfermedad. sin embargo otros grandes médicos han enseñado otra forma de atajar el problema. No desde el ataque, sino desde el amor. Desde luego sería largo de explicar, y esta entrada no está destinada a hacer una exposición sobre los tratamientos que sobre el cancer, ofrecen las medicinas alternativas.


A lo que voy; La armonía de los principios antagonistas/complementarios que subyacen en nuestro ser, físico, espiritual, energético, leva a la paz interior, a la calma y a la serenidad. Y es esta serenidad y esta paz, la base sobre la que descansa la sabiduría. Esa sabiduría perenne, que tantos grandes hombres y mujeres, maestros y maestras del espíritu, nos han legado a través del tiempo.


¿Pueden las artes marciales aportarnos esa armonía interior? La respuesta es: según. Si eres una persona con inquietudes espirituales y una chispa de lucidez, todo cuanto hagas, servirá para tu desarrollo espiritual. Con lo cual quiero decir que para aquellos que SI desean esa armonia, pueden hallarla a través de las artes marciales, independientemente del estilo que se practique.


Así pues, Quizás la solución a tanto desastre se halle en gran medida en nosotros mismos, como individuos, como gotas de agua en el oceano sin orillas.