martes, 4 de enero de 2011

LIBRO

Hola amigos/as. ¡¡Feliz año nuevo a todos/as!! Aunque el año nuevo chino comienza el próximo dia 3 de febrero (año de la liebre), os felicito igualmente.
Quiero anunciar que estoy escribiendo un libro, que trata sobre la Terapia Qi Gong. Un tema del cual no existe literatura en nuestro país. Si bién hay docenas de títulos sobre el archifamoso Reiki, no hay nada escrito sobre el sistema chino de sanación por transmisión de energía o Wai Qi Liao Fa. Espero tenerlo terminado para final de este año 2011. Así que aún tardará un poquito en estar disponible en librerias.
De momento os adelante el prefacio del libro. Espero vuestros comentarios.
PREFACIO

Una crítica al sistema

La medicina tradicional china se ha hecho cada vez más popular en occidente. Aunque tildada de superstición y de otras cosas peores, por la sociedad médica occidental, cada vez más profesionales de la medicina alopática, se están acercando al estudio de la medicina tradicional china, llegando incluso a convertirse en profesores de esta materia en los diferentes centros donde se imparte su enseñanza. Por otro lado, las personas que han probado los tratamientos de la medicina tradicional china, han comprobado la efectividad que tiene, frente al fracaso de los tratamientos de la medicina alopática. Es por eso que hoy en día, la mayor parte de la población tiene un alto grado de aceptación de esta terapia, que poco a poco, ha ido ganado la confianza de profesionales, pacientes y público en general.
Aún así seguimos encontrando el rechazo del sector más conservador y ortodoxo de la ciencia, que siguen atribuyendo el éxito de los tratamientos, en medicina tradicional china, al efecto placebo. Como siempre ha sido, cuando algo no se estudia y por lo tanto, no se comprende, suele achacarse al famoso “efecto placebo”. Curiosamente, la medicina alopática también utiliza “medicamentos placebo”, que engañan al paciente, deliberadamente. Y es que es muy fácil criticar sin conocimiento de causa. Pero soy de la opinión que negar algo sin haberlo estudiado siquiera, es una osadía y un atrevimiento. Y ya se sabe: “la ignorancia es la madre del atrevimiento”. Una persona puede saber mucho de su campo, pero eso no le capacita a saber igualmente, de otros campos. Igual que un arquitecto, aún sabiendo mucho de arquitectura, no puede discutir de astronomía con un astrónomo.
Todas estas personas que niegan por sistema, todo aquello que no concuerda con su visión de la realidad, no se dan cuenta de que su visión de la realidad, no es más que un cúmulo de conocimientos adquiridos, bien sea el la universidad, en el seno familiar o el entorno sociocultural, donde han crecido y han sido educados, así como los propios miedos y prejuicios, racionales o no, que influyen en su visión de cómo son las cosas. Todo esto nos da una base para aprender, como está formado el mundo que nos rodea, pero cuando nos aferramos tercamente, todos estos conocimientos que se nos han inculcado, se convierten en limitadores de nuestro entendimiento y de nuestra visión, haciendo que ésta sea estrecha e inflexible. A esta visión rígida y autoritaria que no respeta otras formas de entender las cosas, en este caso la medicina, se llama FANATISMO. Y es que el fanatismo está presente en la religión, la ciencia, la política, el deporte y prácticamente en cualquier ámbito humano. Afortunadamente, cada vez más son los que se acercan al estudio de otras modalidades de sanación, como la medicina tradicional china, y descubren que existen otras posibilidades y otras alternativas, igualmente válidas.
Sinceramente, opino que el método científico actual está para cambiar, ya que lo que hacen los científicos es adaptar los fenómenos al método científico, en vez de adaptar el método científico a los fenómenos. Claro está, cuando se encuentran con algo que choca frontalmente con sus bonitas teorías científicas, se recurre a la negación por sistema y a la ridiculización.
En los hospitales chinos, se suele combinar la medicina tradicional china con la última tecnología y la medicina alopática, occidental. Puesto que lo que importa es dar una solución al paciente que sufre y no en vender medicamentos, que generan efectos secundarios que debilitan progresivamente, la capacidad natural del cuerpo de reponerse y combatir la enfermedad, lo cual lleva al enfermo a entrar en un círculo vicioso de compra de más y más medicamentos, tal y como ocurre en occidente, ¿Qué más da de donde proceda el tratamiento, siempre y cuando tenga un efecto curativo comprobable y se demuestre que no ocasiona efectos secundarios nocivos para la salud del paciente? Creo que este enfoque de las instituciones médicas chinas, demuestra una mayor inteligencia.
El monopolio que ejerce la industria farmacéutica sobre el sistema sanitario en España y en otros tantos países, supone una férrea barrera, a la hora de incorporar a la sanidad pública, otras disciplinas alternativas que ya han demostrado su eficacia. Aunque muchos no lo sepan, existen todo tipo de investigaciones, que demuestran la efectividad de los tratamientos de la medicina tradicional china y que echan por tierra la teoría del “efecto placebo”, que tanto defienden los escépticos. Sin embargo, la todopoderosa industria farmacéutica no quiere compartir el gran pastel de la sanidad con nadie, puesto que son muchos los millones de euros y dólares que mueve esta industria, como para perder un trozo del pastel.
Es realmente inaudito que veamos como los visitadores comerciales y representantes de empresas del sector farmacéutico, esperan a los médicos, en los hospitales, para literalmente sobornarlos, ofreciéndoles comisiones y lujosos viajes a gastos pagados, así como todo tipo de regalos, con tal de que receten sus productos. ¡¡Y todo esto lo hacen a plena vista de todo el mundo y con total descaro!!
Con tal panorama, la esperanza para que se incorporen a la sanidad pública, las llamadas medicinas alternativas, es más bien poca.
En definitiva, lo que realmente parece importar en la situación actual, no es curar a las personas, sino vender medicamentos. Y es esta y no otra, la razón por la que la medicina tradicional china y demás medicinas alternativas, se mantenga al margen del sistema de la seguridad social.
De todos modos aún mantengo la esperanza en que algún día podamos ver en cualquier hospital español un medico aplicando acupuntura, fitoterapia, Reiki, y demás disciplinas.

Diferencias entre el enfoque occidental y el enfoque oriental.
La psicología moderna, ha demostrado que el cerebro, ve lo que quiere ver y por supuesto, no es capaz de discernir ni diferenciar verdad de mentira. La ciencia occidental es heredera de la filosofía clásica griega. La filosofía griega, es racionalista, analítica y especulativa. Tras el oscurantismo de la edad media, llegamos al siglo XVIII, el “siglo de las luces”, donde resurge el interés por la filosofía griega y aparece la ciencia. En el siglo XIX, sobreviene la “era industrial”, aparece el materialismo, que daría origen al marxismo, del cual surgirían el comunismo y el socialismo. En el siglo XX aparece el capitalismo, otra forma de pensamiento basado en el racionalismo, cuyo origen se remontan a nuestros amigos los filósofos griegos. Y nosotros, los seres humanos del siglo XXI, hemos sido educados a la fuerza, en estas doctrinas materialistas-racionalistas, donde lo único que existe es la materia y donde no existe otra forma de ver las cosas, sino a través de la razón y la lógica cartesiana. De hecho, a la psicología le costó mucho ser aceptada por el resto de la comunidad científica, pues esta disciplina no trata con cosas materiales y hasta ahora, nadie a podido pesar un sueño, y nadie a ha podido meter en un tubo de ensayo, una depresión.
Pero he aquí que esta surgiendo una nueva revolución científica, me estoy refiriendo a la física cuántica. Y resulta que contra más avanza la física cuántica en cuanto a sus descubrimientos, más se va acercando a las enseñanzas de los grandes maestros espirituales de oriente. Sin embargo, la filosofía oriental no se basa en la especulación lógica. Tanto el Budismo como el Taoismo, no son realmente ninguna filosofía, aunque contengan una parte filosófica. El Buddha no era un filósofo y toda su enseñanza no era más indicaciones que el adepto ha de seguir, para ir más allá de sí mismo, más allá de sus pensamientos, sean estos lógicos o no, más allá de sus emociones, más allá de su cuerpo y más allá de su conciencia, hasta la realización última del ser, es decir, el propósito de nuestra venida a este mundo, y del cual, la mayoría de los seres humanos permanecen ignorantes. En la escuela Zen, hay un dicho: “el dedo que señala la luna, no es la luna”. Por su parte, el Taoismo, encuentra paralelismo con el Budismo, en este sentido. Pensemos que el Qi Gong, ha bebido de estas dos fuentes espirituales.
En este sentido, el Budismo, no niega ni afirma la razón, el Buddha nos enseñó un método que si lo seguimos, nos daremos cuenta de lo limitado que es el pensamiento racional y que basar nuestra comprensión del mundo que nos rodea y de nosotros mismos, únicamente en la razón, no es que esté mal, sencillamente es limitado y por lo tanto degenera en una visión distorsionada de la realidad. La enseñanza del Buddha, no es la verdad, sino el camino de la verdad. Este concepto de “Camino” o Tao, ha impregnado las culturas asiáticas desde hace siglos, y podemos verlo actualmente en varias disciplinas como las artes marciales o la ceremonia del té, entre otras. Desgraciadamente, el occidental medio del siglo XXI, ha sido educado convenientemente en perseguir objetivos, en vez de vivir el Camino. La pregunta que deberíamos hacernos es: ¿A quién interesa realmente que la sociedad tenga esta actitud frente a la vida?
EL problema, como siempre, no recae en la ciencia, sino en la rigidez y estrechez de las mentes de muchas personas que creen que su forma de ver las cosas es la única que vale. Éste y no otro es la base de todos los conflictos y de todas las disputas. Por eso, muchas personas de ciencia, no pueden admitir conceptos como Qi, Chakras, aura, etc. Pues son conceptos ajenos lo que han aprendido de sus padres, profesores, libros, etc. Aceptar otro enfoque supone replantearse nuestros conocimientos actuales. Mi consejo para los escépticos, es: “Antes de dar una opinión en firme, primero estúdialo”. Quizás después de estudiarlo durante un tiempo, te lleves una sorpresa.