Hola amigos/as, en estos días de calor y bochorno veraniegos, donde unos se divierten, mientras otros van al tajo y tanto unos como otros, se cuecen a fuego lento, os invito a leer las siguientes líneas, a fin de amenizar estos soleados días y tórridas noches, que nos ha tocado vivir.
Y siguiendo en la línea habitual de este blog, a base de reflexiones y chuflas marineras varias, que hacen a más de uno (Que lo se yo) descuajaringuarse de la risa, voy a compartir con vosotros/as unos pensamientos (Que como vienen se van), que me han surgido, en base a la naturaleza y características de la figura del alumno y del maestro en las AM.
El Alumno
El alumno de Gong Fu, se divide en varias categorías, según su motivación. A saber:
a) El que se aburre: Que son la mayoría. Muchas personas no saben que hacer con su tiempo libre, así que se apuntan al primer gimnasio que quede cerquita de casa, con tal de no quedarse en, pasando la mano por la pared. No son capaces de soportar la compañía de sí mismos (Por algo será). La casa se les viene encima, así que cualquier cosa, con salir de esas cuatro paredes.
b) El que huye: Este personaje, es todo aquel que consciente o no de su problema, busca una válvula de escape que le libere de su tensión, stress, presión (Llámelo como usted quiera). El que tiene problemas psicológicos derivados de vaya usted a saber qué (familia, pareja,, etc., etc.) y busca narcotizar su dolor, haciendo una actividad que mientras la lleva a cabo, no piensa (y por lo tanto no sufre) en su problema. Traumas de la niñez, problemas irreconciliables con los progenitores, un desamor que dejó una herida emocional todavía abierta. Todo un catálogo de causas, que conllevan dolor emocional, el cual se pretende (sonrío) hallar solución, en la práctica del Gong Fu.
c) El estresado: Guarda estrecha relación con el sujeto tipo b. El trabajo, la familia, los pinreles, la parienta, la hipoteca, el vecino del 5º, la suegra ... Todo un cúmulo de problemas, que mantienen su estado mental, pitando como una cafetera. Ir al gim, arrear unos cuantos rijostios al saco, hacer un sano intercambio de fostiones con otros fostiadores, o como es el caso de mis alumnos, aguantar la churrimemeces que a veces les suelta su maestro, le permiten liberar el estress acumulado y la tensión mental. "Mientras practico Gong Fu, no pienso", me confiesan algunos.
d) El inseguro: Es todo aquel sujeto de constitución débil que ha sufrido abusos e injurias varias. Vive rodeado de amenazas, en un ambiente hostil, con personas hostiles. Se siente inferior, se minusvalora. Y busca en el Gong Fu, una forma de afirmar su sentido de seguridad. La confianza en sí mismo y la seguridad son sus objetivos.
e) El "tocado": Por tocado, hago referencia a toda aquella persona aquejada de algún problema de salud. El consejo del médico o el de un amigo, le han llevado a apuntarse a las clases de Gong Fu, con el fin de robustecer su maltrecha salud. Buena elección, pues casi todos lo consiguen.
f) El inquieto: Nos encontramos ante un sujeto nervioso, ¡De culo inquieto, vaya! No puede parar, ni estarse quieto y necesita liberar toda esa energía antes de empezar a echar chispas por el culo y sufrir un colapso.
g) El estudioso: Y he aquí por fin, a el que realmente siente verdadera pasión por el Gong Fu. Quiere aprenderlo todo y se dedica en cuerpo y alma a su práctica. Si encima tiene la suerte de encontrar un buen maestro, su carrera en el Gong Fu, tendrá un augusto futuro.
Y hasta aquí, es mi personal relación de alumnos, con sus respectivas motivaciones, de las que he podido observar en mis 15 años de enseñanza del Gong Fu. Seguramente, me deje algunos más en el tintero (O mejor dicho, memoria RAM).
Con los años uno concluye, que exiten diversos tipos de personas y diversos tipos de motivaciones, que llevan a la gente a apuntarse a las clases de Gong Fu. Clasificarlos es una buena forma de mejorar la enseñanza. El buen maestro debe conocer las diferentes personalidades que denotan sus alumnos, capacidades físicas y metales, así como sus motivaciones personales, a fin de ofrecer una enseñanza adaptada a lo más conveniente para ellos. Pero de esto hablaremos más, cuando estudiemos la figura del maestro.
Entre todos ellos, podríamos hacer una nueva clasificación:
a) Los que practican eventualmente: Es decir, personas inestables en su práctica, lo cual puede ser un reflejo de su personalidad. Aparecen y desaparecen como el rio Guadiana. Por supuesto, no consiguen nunca avanzar más allá de los movimientos básicos. Cuando han aprendido un poco, desaparecen y vuelven a aparecer al cabo de un año y vuelta a empezar.
b) Lo regulares: Estos están ahí llueve o truene. Son incondicionales seguidores de su maestro, que constituye su particular locomotora, que les motiva a seguir practicando.
c) Los fanáticos: En estrecha relación con los anteriores. Sienten verdadera pasión por el Gong Fu. Idolatran a su maestro e invierten todo el tiempo y energía que pueden en practicar.
d) Los invisibles: Tengo algunos alumnos (A los cuales, no veo desde hace meses o años), que hinchan el pecho diciendo que son alumnos míos y en realidad sólo han asistido a un par de clases. Ésto llega a cotas cumbre, en el caso de maestros españoles, como el caso de uno, (del cual no daré el nombre) que afirmaba ser discípulo directo de uno de mis maestros: Yuan Xiu Gang, cuando en realidad, únicamente había estado con él, ¡¡Charlando una tarde!!. Y con esta jeta, el referido pájaro se atrevía a afirmarlo y anunciarlo bién alto, en su bonita website, tiempo ah. Y ojo, yo puedo ser muy cachondo en mis post, pero no me dedico a la ciencia ficción. Y lo que digo, creedme que lo sé de primera mano. Pues si por una tarde de charreta, ya es tu maestro, yo que lo he visitado en 9 ocasiones, ¿Qué será, mi padre? Señor, señor,¡Que la Macarena nos pille confesados!
Una de las cosas que confunden a menudo los practicantes de Gong Fu, es lo siguiente: No confundas el Gong Fu, con practicar formas (o lo que sea, combate, aplicaciones, Qi Gong, etc.). Me explico: Hace poco, un alumno de los del tipo a (segunda clasificación), me comentó que desde que dejó las clases (hace un año), no había practicado nada de lo que había aprendido. Seguramente, en su inocencia e ignorancia, esta persona creerá que practicar determinadas formas es Gong Fu. ¡Cuán equivocado está! Entonces ¿Que es Gong Fu?
Veamos, los chinos utilizan el término Gong Fu para refereirse a esa capacidad que tenemos las personas de estudiar, perseverar, invertir tiempo y energía y buscar la perfección, sea lo que sea a lo que nos dediquemos. Puede ser, bailar regeeton, arreglar relojes, practicar artes marciales o hacer trasplantes de corazón. Gong Fu es perseverar, perfeccionarse, cultivarse, insistir, sacrificarse por ..., y eso es aplicable a la práctica de la AM o de cualquier otra cosa.
Practicar hoy y no volver a hacerlo hasta pasado un año, perdóneme usted, pero eso no es serio. Eso no es Gong Fu y usted, con todos mis respetos, no sabe aún qué es Gong Fu. Usted solo hace unos movimientos más o menos bién, pero no es Gong Fu. Es por eso y vuelvo a insistir, que una cosa son las formas o moverse de una determinada manera y otra cosa bién diferente, es el Gong Fu.
Particularmente, espero que mis alumnos respondan a estas cualidades, que a continuación, me dispongo a relatar:
1) Humildad
2) Confianza
3) Respeto
4) Compromiso
Si reúnen estas condiciones, pueden formar parte de la escuela, de lo contrario, muy dificil será que puedan entrar.
Claro que todo alumno, pasado un tiempo puede solicitar una relación discipular con el maestro. ¿Y esto qué quiere decir exactamente? Pues que quizás un alumno, quiera profundizar más en su aprendizaje y tener un relación más directa y personal con su maestro. Pero esto también quiere decir aceptar las instrucciones que su maestro le dé, sin rechistar, con plena confianza, a sabiendas de que su maestro, lo único que pretende es ayudarle. Quizás en ocasiones, el maestro se torne duro e instigador. Nada de eso importa, al aceptar esta relación discipular, el discípulo se compromete a seguir las enseñanzas de su maestro.
Y ahora ¿Qué necesita un aspirante a practicante de Gong Fu, para convertirse en tal y progresar? Veámoslo pues:
1) Deseo: Porque si no quieres practicar, sencillamente no lo harás. Nadie te va a obligar a hacer.
2) Tiempo: Uno de los tesoros más codiciados por el/la hombre/mujer del siglo XXI.
3) Dinero: Porque las clases no son gratis. Por si no lo sabían vuesas mercedes, los maestros del Gong Fu también comemos.
4) Energía: Es obvio que al ser el Gong Fu una actividad física, se necesita una cierta energía para abordar su práctica. Claro está, que los niveles de energía aumentarán a medida que el practicante prosiga en su práctica. ¡Y vivan las redundancias!
Muy bién ya tenemos, las ganas (deseo), el tiempo, el dinero y las fuerzas. ¿Ahora qué nos falta?
5) El maestro. Pieza indispensable, si señor. ¿Pues cómo carajo iva usted a aprender? ¿¿¿Viendo videos??? Como con toda su jeta, me terminó confesando cierto profesor del sector. Atención: ¡¡Este señor, después cobraba!! Y aquí es donde hay que mirar bién, bajo la dirección de qué sujeto se pone uno. Si lo único que queremos es pasar el ratejo, haciendo ejercicio y exhalando el estress a través de los poros, pues poco importa. Pero mucha atención para los alumnos tipo g.
Bueno amigos, pues ya estamos metidos en el ajo. Nuestro hipotético sujeto ya es practicante de Gong Fu. ¿Pero y ahora que necesitará para seguir progresando? ¿Ein, ein?
6) Paciencia: Dice el populacho, que todos los comienzos son duros. ¡Cuánta razón tiene el pueblo! Para muchos principiantes puede ser desalentador comprobar los niveles de torpeza (desconocidos hasta entonces), que se alcanzan. Es frustrante e irritante, a la par que desagradable. ¡Y yo que quería que me dieran la capa y echar a volar ya! Paciencia amiguito, la capa te la daremos después.
7) Constancia: "El que sigue la consigue", ya sabeis.
8) Indagación: Porque el que repite como si fuera un loro, de la misma manera, que entrenan la inmensa mayoría de los practicantes chinos, no se entera de nada. Es lo que nuestro amigo Bruce Lee (nombrado fostiador mayor del reino), no se cansaba de criticar, del sistema de enseñanza chino u oriental, a más decir. Siempre les digo a mis alumnos que la persona que no se hace preguntas, que no se plantea las cosas, que simplemente acepta las cosas por respeto o por seguir la norma establecida, no es más que un borrego más, de esta caterva de autómatas idiotizados y narcotizados, por esta cosa que llaman "progreso". Cuya vida será debidamente direccionada según los intereses de unos pocos, que inoculan de manera subliminal y subversiva, unos ideales de vida al que todos debemos claudicar y aceptar, para ser miembros de honor de la "sociedad de consumo". (¡Coñe!, ¿Todo esto lo he dicho yo?).
9) Valor: "Llegará el día, dice el profeta, ¡En que deberás enfrentar a tu oponente!" Pues sí señores, aquí no nos dedicamos a hacer calceta ¿Sabe usted? ¡Y llego el día de repartir leña! O para ser más claros: el ansiado o temido combate. No todos los alumnos deben aprender esta faceta de las AM. Pero obviamente, para aprender a luchar, hay que luchar. Si amiguito, ésta y no otra es la cruda realidad y ahora debes enfrentarlo. Y hay de quien crea que no va a recibir. Pero más allá de los golpes y los moratones, el tiempo y la experiencia te hará ver que con quién realmente te estás enfrentando, es contigo mismo.
Y para redondear el asunto, aquí tenemos el último:
10) Amor: ¡Qué bonito! Porque sólamente un amor fiel y sincero, hacia la práctica del Gong Fu, te hará seguir adelante, a pesar de las adversidades. ¡Esto es como el matrimonio vaya!
Pasemos pues, sin más dilataciones a nuestro segundo personaje:
El Maestro
Por maestro se entiende todo aquel que enseña. En chino recibe un nombre: Shifu. También existen otros terminos como Laoshi (Lao= viejo y Shi= maestro), que es un nombre que se le da a los maestros de cierta edad (pasados los 50).
Así pués aunque el que te enseñe sea más jóven que tú, debes llamarle maestro. De hecho en los países asiáticos, nunca jamás se le llama al maestro por su nombre, sino utilizando el termino adecuado (shifu, si es chino o sensei, si es un hijo del país del sol naciente). Esto es algo particularmente difícil para los alumnos de cierta edad, que les cuesta llamar maestro o tomarlo como tal, a un maestro mucho más jóven que ellos. Y es que el orgullo acompaña la edad, en ciertas personas. Los hay que sienten orgullo de su fuerza. Los hay que sienten orgullo de su inteligencia. Los hay que sienten orgullo de su cuenta bancaria y los hay que siente orgullo de su edad. En cualquier caso es orgullo y donde hay orgullo, no se puede aprender.
¿Y qué requisitos debe reunir todo maestro que se precie de serlo?
4 cosas, a saber:
1) Conocimientos
2) Experiencia
3) Método pedagógico
4) Vocación
Este es un consejo para todos los aspirantes a estudiantes de este arte marcial: Si tienes la suerte de encontrar un maestro que reúna tales características, síguelo y aprende de él/ella.
El maestro no nace, se hace. Y como los melones, contra más maduros, más dulces.
Cada maestro tiende a especializarse en aquello que más le motiva. Los hay que les tira más el combate, otros son buenos en las formas, otros son buenos con la espada, por ejemplo. Otros son sabios consejeros Los hay que dominan el aspecto de salud. Depende de lo que busques, deberás elegir con cual maestro quieres estudiar.
Después de 12 viajes al extranjero alguien me podría preguntar: ¿Por qué viajo tanto, habiendo en España maestros de Gong Fu? En primer lugar, porque las materias que yo quería estudiar eran practicamente desconocidas en España. Y en segundo lugar, porque no me convencía su nivel.
Y es que para ser bueno, pero lo que se dice bueno en algo, lo que sea, necesitas mucha entrega. Entregar tiempo, esfuerzo, dinero, sacrificar tiempo de ocio, etc. Atención, pregunta: ¿Acudiría usted, amigo lector a la consulta de un médico que haya esudiado cinco horas a la semana? ¿Viviría usted en un edificio diseñado por un señor, que tan sólo iva a clase de arquitectura, tres veces en semana?
¿Cuántas horas han invertido en su formación, los muchos maestros de AM que existen en España? ¿Cuántos de todos ellos han dedicado 6 horas diarias, de lunes a sábado y algún que otro domingo a practicar? Respuesta: Pocos, pero que muy pocos.
Hace tiempo conocí a un joven profesor de AM japonesas. Me confesaba que estudiaba ingeniería industrial (nada, una minucia). Dedicaba de media 8 horas al estudio de dicha materia (entre las horas que asistía a la universidad, mas las dedicadas al estudio en su casa o en la biblioteca, sin contar el tiempo de los traslados). Eso sin contar con las infernales épocas de examenes, donde los codos se pelan hasta quedar los muñones, de tanto estudiar. Y sin embargo este profesor, me relataba orgulloso, que aprendía no se cuantos estilos de AM japonesas, poesía cláscia japonesa, caligrafía y no se cuántas cosas japonesas más. Y la pregunta que me surgió, como sin duda te estará surgiendo a tí, querido lector, es: ¿¿¿Y de donde renarices sacas el tiempo para estudiar todo eso???
Y es que para ser un buen profesional de las AM, se necesita como en todo en la vida mucha, pero que mucha dedicación. Y eso implica gastarse ingentes cantidades de dinero, invertir ingentes cantidades de tiempo, sudar ingentes cantidades de camisetas (o kimonos), amén de sacrificar un montón de cosas más.
¿El por qué no hay casi nadie que lo haga? Fácil: Por que esta profesión es dura de narices. Y cuando digo dura, quiero decir que las condiciones laborales son del todo, menos envidiables. Me explico: En la mayoría de centros donde se imparten clases de AM, el profesor cobra en "negro" (Que no quiere decir que un negro te suelte un hostión o que te lleves un saco de carbón a casa). Con lo cual no está asegurado. A menos que tengas de 50 alumnos para arriba, los ingresos serán más bién escasos. Los centros no valoran ni conocimientos, ni experiencia docente, si no tan sólo "que les lleves gente". Algo muy particular de esta rama de la enseñanza, que no sucede en ningún otro sector profesional, incluído el de la rama docente.
Por ejemplo, mi señora, que también se dedica a la enseñanza, pero del idioma chino, jamás ninguna academia le ha exigido llevar un grupo ya hecho, para empezar las clases. Sin embargo y como debe ser, sí que examinaron su currículum profesional. Yo ya estoy cansado de que los dueños de los gimnasios, ni se molesten en pedírmelo y directamente me digan: "Si me traes un grupo te dejo entrar, si no todo eso que tu enseñas, me la repampimfla". Si amigos, así de triste y lamentable es la situación laboral del esforzado maestro de AM, en nuestro país. Y es que España no tiene fama, precisamente de valorar el talento de las personas, por eso vemos cómo nuestros genios tienen que emigrar a tierras, donde si valoran el talento.
Así que con semejante panorama, si algún día mi hijo me dice que quiere ser maestro de Gong Fu, le diré. ¡Primero estudia, hijo y luego el Gong Fu!
El buen maestro no desea transformar a sus alumnos "a su imagen y semejanza". El maestro no enseña lo que él quiere, si no lo que el alumno necesita, en cada momento. Por lo tanto, debe ser flexible y saber escuchar a sus alumnos. Ser muy observador, y saber adaptarse a las necesidades del momento. Continuar su formación en aras, no del engreimiento, si no del beneficio de sus alumnos.
Relación alumno-maestro
Tema peliagudo el que viene a continuación. Todas las relaciones humanas son de hecho complicadas, todos lo sabemos. Por su parte, el alumno debe respetar, pero no idolatrar a su maestro, es decir, como he venido diciendo en tantas ocasiones en este blog, se puede admirar a alguien por sus cualidades del tipo que sean, pero siempre manteniendo el sentido crítico en todo momento. O dicho de otra manera: "Con los pies en la tierra". Todos estamos aquí para aprender, alumno y maestro. Y es que puedo asegurar, sin ningún género de dudas, que la docencia no es si no otra forma más de aprendizaje. De hecho, se aprende mucho más enseñando, que aprendiendo.
Si quiere aprender y sacar algún beneficio de su práctica, la clave es, como no: practicar, practicar y practicar. Ser constante, esforzado, buscar mejorar cada día, pero sin agobios, ser disciplinado, paciente y voluntarioso, porque eso en definitiva, es el Gong Fu.
El maestro, no debería alardear de sus conocimientos o habilidades, pues la humildad es requisito indispensable para cualquier tipo de progreso. Me sonrío cuando vea esa inútil necesidad que tienen muchos maestros, de ser tal o cual cosa. Que si descendiente directo de no se cual linaje, que si "monje" Shaolin o Wudang, que si presidente de no se cuantas asociaciones, federaciones y demás zarandajas... Todo ello, obedece a carencias de orden psicológico y/o espiritual. Y confluyen en una necesidad de identificarse en tal o cual personaje. De todo ello, podeis ilustraros más en pasados posts.
¡San Apapucio, dame fuerzas!
Se dice que el maestro es como el fuego. Si no te arrimas suficiente, no percibes su calor. Pero si te arrimas demasiado ¡Te quemas!
Así pues, tu maestro no es tu colega. Después de tí mismo y después de tus padres, es ésta la persona por la que deberías mostrar más respeto, pues te está ayudando a mejorar. Asi que trátalo en consideración.
En fin, de momento ahí queda eso. Queda ahora todo lo expuesto a vuestra consideración. ¿Es todo lo expuesto la verdad? No amigo, es sólo una opinión. Subjetiva, modificable, y siempre sujeta a vuestras criticas o bendiciones.
¡Que ustedes lo suden bién! Y comentad puñeteros, que es gratis.